miércoles, 20 de mayo de 2009

UN ADIOS A UNOS DE LOS ULTIMOS HEROES DE LA EPOCA DE ORO DEL SENTIMIENTO A LA PATRIA

Nos estamos quedando sin moral en el país, pues los pocos que la conservan se nos esta yendo. Paz a los resto de una gloria de la Patria Miguel Coco Guerrero ojala no nos abandones con su partida y pueda quedarse por un tiempo tratando de infundir su moral en una sociedad tan podrida como la que hoy tenemos.

lunes, 11 de mayo de 2009

La mediocridad y la pequeña estatura mental del ser humano son tan peligrosas como la más poderosa de las bombas atómicas del Universo

Julio E. Martinez D. 2009

miércoles, 6 de mayo de 2009

Carta al Presidente de la República Dominicana (Compartir) Ayer a la(s) 11:10 Santiago de los caballeros 17 de Marzo de 2009 Sr. Presidente de la República Dominicana Dr. Leonel Fernandez Reyna Palacio Nacional Estimado Señor: Esta no es una carta como las que acostumbra a recibir. Esta carta la escribe un hijo de lo más recóndito de la Patria que usted gobierna.

Soy oriundo de Montecristi. Nací el año 1983, en el seno de una familia meramente antitrujillista, y meramente patriota. No crecí en el más idóneo de los ambientes. No asistí a los mejores colegios, ni viajé cada verano a los Estados Unidos, para adoptar esa cultura consumista y a la vez conformista. Hoy estoy terminando mis estudios de contabilidad, y trabajo en el sector privado como asistente de diseño en una empresa de ingeniería.

Permítame señor Presidente, hacer algo que al parecer la mayoría de sus cercanos colaboradores no han tenido el coraje de hacer: decirle la verdad. Decirle como está el país. Pero decírselo desde aquí abajo. Decía Maquiavelo, que no hay mejor sitio para pintar una montaña, que desde el mismo valle.

Debo empezar mi descripción con una frase, que al parecer no existe entre sus colaboradores: EL PAIS NO MARCHA BIEN. La patria se cae a pedazos, y cada día que pasa, vamos viendo cosas atroces, actos de corrupción, delincuencia y el descaro de sus funcionarios. Y lo que más nos duele, es su fría indiferencia ante los problemas de los ciudadanos de clase baja, media y alta.

Al parecer, usted se olvidó, que los dominicanos confiaron en usted al votar por Leonel Fernández. No sé si se ha tomado la molestia de visitar los barrios y los lugares donde habitan los dominicanos de verdad. Sí Sr. Presidente, los dominicanos, los hijos de la Patria, están pasando HAMBRE, no tienen trabajo, y la delincuencia está absorbiendo los jóvenes, protagonistas de las futuras generaciones.

La sociedad está ejecutando un giro de 180 grados. Un giro peligroso, basado en los ejemplos que usted, con su indiferencia y la frialdad de sus actuaciones, nos ha inculcado. Es increíble escuchar en la universidad frases como esta "me voy a meter a robar pa´ tener cuartos", "Quiero una botella"; “voy a robarme un banco”… ¿Cree Ud. Sr. Presidente que esto es lo correcto?. ¿Que la generación que está enclaustrada en las aulas universitarias piense así?. ¿Que los pensamientos de los futuros líderes, estén impregnados de ideas como esta: SI VAS A ROBAR, ROBATE UN BANCO O UN PAIS, PARA QUE TE DEN POCA CARCEL?. Esa frase nació de la desfachatez de la justicia dominicana con el caso Baninter. El sistema judicial dominicano le falló a la nación cuando dictó tan poca prisión a un hombre que arruinó los destinos nacionales, por atender a intereses personales. Y usted Sr. Presidente, le falló grandemente al pueblo dominicano, cuando indultó a una de los grandes implicados en el caso Baninter. Una burla y un acto sin precedentes en el transcurrir de la historia de éste país. Es una pena Sr. Presidente que nuestra juventud se vea en esta disyuntiva, donde lo que conviene y lo que nos enseñan las autoridades es, que haciendo lo mal hecho, se llega a vivir cómodamente. Al parecer, este país se le olvido a los que dirigen los futuros de la nación, los principios y los valores morales, que una vez fueron soñados por los gestores de esta patria. En días como éstos, me siento a pensar: qué será del futuro de mi hija Alexia, en un país donde su Presidente, solo responde a los intereses de unos pocos. En un país donde el Presidente está rodeado de personas que son incapaces de decirle la verdad de la situación a su propio Presidente. Colóqueme a su lado en palacio, y sin cobrarle un centavo de las arcas nacionales, estaré siempre dispuesto a decirle LO MALO Y LO BUENO de sus actuaciones, y no a juicio mío, sino a juicio de una persona que conoce lo más profundo del pueblo, y que ha viajado en el pensar de muchas personas de esta maravillosa patria. Sé que al escribir este tipo de documentos puedo tener problemas, pero ¿sabe qué Sr. Presidente?, estas letras debieron escribirse hace mucho. Ojalá y alguien se la lleve, sea a manera de chisme, de clientelismo o lambonismo, y al leerla, recuerde que quien la escribe es un dominicano, montecristeño y descendiente de hombres que forjaron este país con el machete en la mano.

Sepa Sr. Presidente que en cada tecla que golpeo para plasmar mis pensamientos, estoy imprimiendo mi valor y mi decisión, de incluso, perder la vida por decir la verdad, pues como dijo una vez el glorioso Coronel Fernandez Domínguez: PREFIERO MORIR DE PIE A VIVIR DE RODILLAS. Y me da verguenza e indignación, al ver como periodistas y miembros de carreras, gremios e instituciones, como la misma iglesia católica, se doblegan y se olvidan de su deber de representar al pueblo ante sus decisiones y políticas, por eso Sr. Presidente, dejé de asistir a misa hace ya muchos años, porque me di cuenta, que en las iglesias, en el senado y en el Palacio Nacional, se encuentran los grandes responsables de los males de este pueblo, y me decidí a ser diferente, a hacer algo por una Patria que llora a diario la traición de los hijos en quien tanto confió para dirigir los destinos de sus hijos más desafortunados.

Al parecer Sr. Presidente, usted se olvido de todo eso. Y los pensamientos que un día lo llevaron al liderazgo de su partido, fueron eclipsados por el sucio símbolo del dinero y los intereses particulares. Quiero que sepa, que NO creo en políticos, no creo en partidos, no creo en la iglesia, solo creo en los hombres y mujeres que a diario se levantan a las 5 de la madrugada, preparan desayuno (SI HAY CON QUE HACERLO) para sus hijos, y arrancan para el trabajo hasta las 6 de la tarde. En esos SÍ creo, porque como leí una vez, las espadas se forjan en el fuego, Y es precisamente al fuego, a los que los dominicanos desamparados están sometidos a diario. Mientras Ud. come cómodamente con aire acondicionado, hay muchas personas que no saben si en el día van a poder comer algo, porque NO HAY DINERO. Póngase en el lugar de las madres con una despensa vacía y 3 o 4 hijos llorando y clamando por alimento. Sería bueno que se ponga en el lugar de los pobres, y CRÉAME que sus decisiones serán más atinadas. Este país está perdido, hace mucho que se perdió. Se perdió desde que los norteamericanos entraron en abril de 1965, e hicieron con nosotros lo que les dió la gana. Entienda Sr. Presidente que a los héroes, como el Cor. Fernández Domínguez, y las personas que dieron su sangre por el nacer y porvenir de esta Patria, no se les honra en la eternidad con estatuas de bronce y con calles y autopistas con sus nombres, se les honra siguiendo su ejemplo y sus valores, e inculcando los mismos en las mentes y corazones de los dominicanos que asisten a las escuelas en busca del fruto del saber. Entienda Sr. Presidente, que no es necesario tener 4 maestrías en Harvard para gobernar funcionalmente un país como el de nosotros, solo es necesario tener algo bien escaso aquí y en su gobierno: SENTIDO COMUN. Tenga pendiente Sr. Presidente, que quien escribe esto, es un dominicano que se gana la vida decentemente, y que sobre mi alma no pesa el más mínimo antecedente, o como se diría DOMINICANAMENTE, no tengo COLA que me pisen, y con Dios delante tampoco la tendré. Quien escribe esto, es una persona que piensa que este país es una maravilla, pero que por muchos años ha caído en las manos equivocadas. Tenga pendiente, que muchos dominicanos confiaron en usted al depositar ese papel en las urnas, y Ud. ¿qué les ha hecho?. Le pido a Dios que estas palabras lleguen a sus ojos, a sus oídos, y que proceda como racionalmente. Recordarle decir la verdad SIEMPRE, caiga quien caiga.

Pobre de mi hija si el país sigue como va. Donde el narcotráfico es CASI una actividad lícita y descaradamente recurrida por los hijos pródigos de la patria. POBRE DE MI HIJA. Espero que estas líneas siembren en usted, Sr. Presidente, la desesperación y el asombro de conocer la realidad de la montaña, pero vista desde el valle. Recuerde Sr. Presidente, que las personas que lo rodean solo conocen la montaña. Yo conozco el valle, la ciénaga, la montaña, y cada una de las rocas que la componen. Soy dominicano, soy del pueblo, y sé a que huele el trabajo honesto y tesonero. Sería bueno recordarle, que si se dirige usted a las Placetas, San José de las Matas, o a Elías Piña, se dará cuenta que nadie entiende las cosas que usted habla en sus discursos, y que la persona que escribió esto no es Garcia Márquez, ni Camilo Jose Cela. Es Aldo J. Cerda Capellán. Aquí termina mi carta. No es todo lo que tengo que decir, pero mis dedos se cansan y resulta hasta un poco estúpido hacerle ver a personas adultas cosas que son muy obvias. El HAMBRE es obvia, la POBREZA es obvia… el DESALIENTO es obvio.

Suerte, Sr. Presidente

DIOS, PATRIA Y LIBERTAD! "...y aquí estoy, respondiendo con la frente en alto, el orgullo renovado y la verdad como estandarte. Que me juzgue la historia y la República" Coronel Rafael Tomás Fernandez Domínguez. E.N. Aldo J. Cerda Capellán (ha)