domingo, 5 de enero de 2020

La democracia tiene que ser administrada Parte II

  • Por: Julio Martínez
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  • Hoy día mucho se habla de la reforma al código procesal Penal y al código de menores, ambos códigos confeccionado para satisfacer agencias internacionales y países que no cumplen estas regulaciones y que son violadores a todas luces, pero que tratan de imponer y obligar a otros a cumplir en situaciones de extrema tolerancia, pero no de respeto al orden y reglas establecidas por la sociedad para vivir en paz y en pleno disfrute de sus derecho y en cumplimiento de sus deberes. El momento que vivimos como familia es en base a la conveniencia, todo va si esto nos beneficia de manera particular, la colectividad dejo de existir hace ya mucho tiempo, eso que una vez llamamos sociedad. En mi infancia nada que no fuera provisto por mis padres podía estar en mi posición o disfrute al meno que mis padre supieran de su procedencia, si yo me encontraba algo, por citar un ejemplo, mi padre me agarraba por una mano y me llevaba al sitio donde yo dije que lo encontré, y mi historia tenia que ser sin ambigüedades, porque sino lo que venia atrás no era fácil, y en el caso hipotético de que mi historia fuese verdad, correspondía salir a preguntar si el objeto en cuestión fue olvidado de manera involuntaria; y si así fuese, este tendría que ser devuelto a su dueño. Hoy en día esto no se observa, cuando un niño viene a casa con objetos nuevos o usados y que no ha sido provisto por sus progenitores, lo que pasa en esos hogares es que en vez de cuestionarlo y saber la procedencia de estos objetos, los padres de hoy lo celebran como una destreza y lo observan como una oportunidad de algo que tenían que proveer y que ahora no tienen que comprar. Esta actitud o comportamiento ha estado envenenando nuestra sociedad y nuestros hijos, enviando una señal equivocada del bien común. Pues cuando esta conducta desarrollada por la dejadez de los encargado de educar a los jóvenes, casi siempre el daño ocasionado a la humanidad es irreparable. El control de la conducta de nuestros adolescentes siempre ha sido la parte importante de una buena educación, cosa que hoy no existe. Hoy debemos entender que nuestros hijos estén en la calle sin control y sin saber que hacen, ni con quien andan, porque se nos intimida con el slogan de “anticuados” y nosotros seguimos con este canto de sirena para que nuestros hijos nos acepten y la “sociedad de hoy nos etiquete como padres modernos” en nuestros tiempos, nosotros teníamos que entender a nuestros padres, y aceptar su forma como una situación de buena educación y un legado a la sociedad, y sin lugar a dudas creo que una gran mayoría salimos mejores que lo presente. El castigo y las retrinciones siempre han sido una forma de aprendizaje y buena conducta. O sea administrar la democracia. El doble Standard de nuestras sociedades es ilógico, por ejemplo, cuando usted como adulto comete un error, aprendido como producto de su desarrollo en su adolescencia y que la sociedad de hoy no nos permitió corregir, se les castiga sin clemencia, siendo esta sociedad responsable de su comportamiento de manera inicial. Lo que los expertos en la materia señalan como “prevención” para evitar cometer estas salvajadas que a veces se cometen, es lo mismo que nuestros padres anteriormente hacia, aunque fuese de una manera empírica o de sentido común como responsable de nuestra educación y posterior comportamiento. Esta prevención existía en los hogares con la forma de educación y control de nuestros padres y en las escuelas, en la enseñanza de la materia de moral y cívica y que dos o tres eruditos entendieron que ese buen ingrediente era una imposición de la dictatura Trujillista y que como el diablo a la cruz debíamos terminar todos lo que venia de ese régimen sin pararnos a determinar si estos métodos existían antes y cuales cosas de ese régimen eran buenas mantener; independientemente de quien lo puso en ejercicio. Si quieres podemos tomar como ejemplo la dictatura Pinochetista, sus sucesores no hicieron como “el marido que encontró a la esposa siéndole infiel y quemo la cama” tomaron las cosas que funcionaban y por eso hoy van encaminado a un desarrollo verdadero. Las sociedades están basadas en reglas claras y especificas, en normas que regulan el comportamiento de los individuos, siendo esto una forma vehemente de administrar la democracia. Las doctrinas siempre han sido un lenguaje que crea discordia, pero hay una que es tolerada y admitida por todos, y es la enseñanza del cumplimiento de las leyes. Cosa esta que no es enseñada en la Republica Dominicana, creo que les haríamos un favor a las futuras generaciones, si se empezáramos a enseñar el respeto al cumplimiento y respeto a la Ley, podríamos muy bien empezar con los niños del primer curso en adelante, reforzando esta acción con la aplicación de la misma sin importar quienes las violen. Nadie puede estar por encima de la ley, nadie puede hacer lo que quiera, los jóvenes tienen una responsabilidad que no puede ser ignorada, ni tolerada con la excusa de la edad, pues los criminales se aprovechan de este entendimiento, para usar a nuestros jóvenes para delinquir, y en su mayoría haciéndolos delinquir en su beneficio. Administremos nuestra democracia, asgámosla funcional.

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