lunes, 15 de junio de 2009

A UN RECURDO GLORIOSO

  • ELEGÍA DEL 14 DE JUNIO
  • Se respira a estas horas
  • bocanadas de aire de un atmósfera inquieta.
  • Cruzan puñales de silencio, lívidos
  • puñales de silencio innominado.
  • Ni un rumor, ni una hazaña secreta,
  • ni un vencido poblado.
  • El dolor más oscuro cava incesantemente.
  • Muerde la boca su callada lengua, y chupa
  • la sangre airada que tiene un sabor a gente.
  • Galopa la brisa con la muerte en la grupa.
  • Saber que los hombres puros, los tejidos
  • en una labor más fina que la de las arañas,
  • muerden y pelean sin horas ni sonidos,
  • sin flautas del esfuerzo ni tímpanos de hazañas.
  • Ver lo que envuelve el silencio mas crudo.
  • Que es la lucha mas firme y la fe delicada,
  • hecha de piedra pura y de corazón desnudo,
  • convertida en silencio y edificio de nada.
  • Saber que aquellas frentes vestidas por la luna
  • de una genuina palidez, sudor de sueño,
  • transitan por un eco de noticia ninguna,
  • por un truinfo sin arco y una gloria sin dueño.
  • Dolidamente cruzan sus dos manos de ira
  • los relojes callados, erguidos en la esfera.
  • Es un tiempo que pasa y que parece mentira.
  • Sólo la sien golpeando parece verdadera.
  • Y nadie sabe nada, sólo que no se rinde
  • nunca la piedra pura y el corazón abierto.
  • Y que toda esperanza se recoge en la linde
  • sollozada de luna de un combatiente muerto.
  • Y que toda victoria tiene melancolía.
  • Taciturno perfil de mariposa inquieta.
  • Justa gloria, aunque no hayan ruidos sobre el tejado.
  • Ni crucen en las horas solas de lejanía,
  • ni un rumor, ni una hazaña secreta,
ni un vencido poblado.

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