martes, 27 de octubre de 2009

SOLO EN LA REPUBLICA DOMINICANA

  • Por: Julio Martínez
  • En mi infancia se daba una situación muy singular, si alguna vez tu te pasaba de listo y se te pegaba algún objeto que no había comprador o que fuese de tu propiedad, casi universalmente si tu devolvía el objeto en cuestión esto no pasaba ser de un incidente ya solucionado, sin que pasara a mayores. Pero luego cuando estudiamos Derecho aprendimos que la devolución del objeto, no hacia desaparecer el delito; y por consecuencia la pena que avalaba ese delito era la misma sin ninguna atenuantes.
  • Muchos de mis lectores se estarán preguntando, de que carajo estoy yo hablando y quizás se sienten mas perdido que el hijo de Limbert con mis aseveraciones. Pido excusa a quines así se sientan, pues mi frutracion es igual o peor que la de ustedes al tratar de explicar el comportamiento y la situación particular del flamante Diputado Julio Romero. En cualquier sociedad del mundo esta situación fuera indignante e intolerable, pero en nuestra sociedad las aceptamos, las justificamos y hasta vivimos con ella.
  • Analicemos los hechos y al mismo tiempo simplifiquémolos de acuerdo su gravedad: La relación matrimonial o por concubinato es normal en la Republica Dominicana, lo cual si es con consentimiento entre dos adulto estas uniones no tienen nada de pecaminoso. Pero resulta que el Diputado es un hombre legalmente casado, quien tuvo una relación extramatrimonial, esta situación ha hecho saltar de su posición a miles de funcionarios públicos en los estados unidos y otros países, tal es el caso de Jesse Jason, John Edwards entre otros, pero no en Republica Dominicana.
  • En la Republica Dominicana, la mayoría de edad legal es a los 18 años, considerando la ley el acto sexual entre un adulto y un(a) menor como un acto reñido por la ley que establece condenas especifica amparada en la ley de niña, niños y adolescentes con condena de prisión hasta de 20 años y resulta risible que la relación extra matrimonial del flamante Diputado fue concebida por el (adulto) y una menor de 14 años a la sazón; produce la existencia de un delito. Y es aquí donde mi introducción tiene sentido, porque ni la reparación económica, ni la aceptación de los padres, ni de la menor hacen desaparecer el delito, por lo que este es un hecho punible y condenable con la aplicación de la ley y sus consecuencias.
  • El otro agravante es el producto de esa relación ilegal, el hijo ilegitimo y la renuncia al cumplimiento de la manutención de la criatura, lo cual es otro delito con apremio corporal. Pero he oído con tremendo asombro hoy a una Fiscal del departamento encargado de administrar la ley de niñas, niña y adolescente explicar con tan escalofriante mutismo que las partes acordaron ponerse de acuerdo fuera del cualquier tribunal, como si este arreglo desvaneciese el delito.
  • Y por cuestiones políticas partidistas, la cámara de Diputados, los Partidos y las instituciones arriesgan su prestigio y reputación en mantener a un degenerado acusado por demás de violar otras mujeres cuyo delito esta tipificado en el código penal de la republica dominicana como una violación grave con aplicación de la pena máxima.
  • Y Julio Romero parece ser que regó romero en la sociedad dominicana que tolera estas escaramuzas sin ponerle coto a estas componendas que ensucian nuestra sociedad y desmotiva a cumplimiento de la ley, pues si quienes las confesionan y están encargados de velar por su cumplimiento son los primeros que las violación con tal impunidad y descaro.
  • Sobre el diputado Julio Romero afloró este jueves una nueva acusación, de la directora de Migración, Taína Gautreau, la cual reveló que fue sometido a la justicia por ese organismo por tráfico de ilegales hacia Estados Unidos, y que, incluso, tenía un “consulado clandestino en su residencia. Gautreau dijo que el diputado del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), por la provincia Santo Domingo tenía un gran consulado clandestino en su residencia, y que también era el mayor organizador de viajes ilegales en la Zona Oriental.
  • ¡Hasta cuando! ¿Donde quedo ese estado de remordimiento de los diputados y senadores que estaban dispuestos a quitarle la inmunidad para juzgarlo en la justicia ordinaria?

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