lunes, 10 de septiembre de 2012

Danilo Medina encanta y desencanta


Editorial

Con las decisiones de Danilo pasamos fácil de la alegría a la tristeza

Los siete consejos del sector eléctrico, designados por Danilo Medina, pueden reducirse a uno, y ahorrarse la millonada de dinero en salarios y otros beneficios.



Con las decisiones de Danilo pasamos fácil de la alegría a la tristeza 
Danilo Medina Archivo/Acento.com.do

El presidente Danilo Medina se ha acostumbrado a emocionar y desilusionar casi al mismo tiempo.
Es lo que hizo el 16 de agosto con un discurso brillante, que encandiló a todo el país, para luego derrumbar esa emoción con la designación de la mayor parte del gabinete, que resultó en buena parte ratificado del gobierno anterior.

Es lo mismo que ocurrió cuando se creó la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental, con 41 funciones y varias medidas de protección del patrimonio público. El nivel de satisfacción de una buena parte de la sociedad cesó rápidamente al conocerse que al frente de la nueva entidad se estaba designando al doctor Marino Vinicio Castillo, quien llevaba casi ocho años al frente de la vieja Comisión Nacional de Ética y Combate a la Corrupción con resultados prácticamente nulos.

También pasó con el anuncio de las medidas de austeridad de la nueva administración. Fue convocado un Consejo de Gobierno, y el país resultó jubiloso al conocer las medidas, pero rápidamente se desvaneció la esperanza con la ratificación de los cargos para numerosos viceministros, cónsules, vicecónsules, embajadores (vagos, que no hacen nada por el país en los lugares donde están designados porque siguen aquí haciendo política clientelista), aparte de la ratificación de casi todo el andamiaje militar y policial.
Y acaba de ocurrir la misma experiencia entre el viernes y el domingo de esta semana.

El presidente Medina emitió el decreto 545-12 mediante el cual cierra tres entidades que perdieron su razón de ser: El Consejo Nacional de Reformas del Estado (CONARE), la Comisión de Apoyo a la Reforma y la Modernización de la Justicia y la Comisión Nacional de Ejecución de la Reforma Procesal Penal.
Se pensó que esto significa el inicio de la limpieza en muchas instancias estatales, que son inservibles, que apenas funcionan como parte del clientelismo político, y que los designados no desempeñan ninguna función que no sea ir una vez al mes a una reunión y cobrar hasta 300 mil mensuales, aparte de dedicarse a hacer negocios con la influencia que tienen en las entidades públicas. No todos lo hacen, algunos conservan la dignidad y tratan de cumplir una labor con seriedad. Pero están destinados a fracasar.

Luego de esas eliminaciones de tres entidades, Danilo Medina emitió varios decretos designando por lo menos trece consejos directivos, de numerosas entidades, entre ellas las del quebrado sector eléctrico, que no sirven para mucho y que apenas dan para llenar los bolsillos de la mayoría de los designados, que por cierto saben muy poco de los especialismos que se requieren para desempeñan una función decisoria sobre temas eléctricos o financieros, por ejemplo.

Los siete consejos del sector eléctrico, designados por Danilo Medina, pueden reducirse a uno, y ahorrarse la millonada de dinero en salarios y otros beneficios. El presidente no tomó en cuenta que el déficit del sector eléctrico en este momento es de 1,800 millones de dólares y que el país está semi paralizado por la tradicional corrupción en ese sector.

Medina designó siete consejos con siete titulares cada uno, que devengan salarios de por los menos 250 mil mensuales, solo por acudir a una y dos reuniones al mes. Esa decisión debió ser considerada como parte de la austeridad anunciada por Danilo Medina hace apenas dos semanas.

Medina nombró personas en los consejos de administración de la CDEEE, EDESUR, EDEESTE, EDENORTE,  la UERS y EGEHID. Es su potestad, pero bien podría ahorrarse ese dinero, o que los cargos sean honoríficos, porque los designados tienen otras fuentes de ingresos y su dedicación a esa actividad es mínima.
Danilo se ha acostumbrado a emocionarnos y a quitarnos casi de inmediato la alegría por sus decisiones. Aunque nadie lo ha sugerido, el gobierno desde el principio pareciera estar padeciendo de un trastorno afectivo bipolar, que nos lleva con bastante facilidad de la alegría a la tristeza.

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