fernando muñozfer_mgomez / madrid
Día 21/09/2012 - 17.36h
Los vídeos y las viñetas que ofenden al mundo islámico pueden parecer la causa, pero según los datos que ofrecen desde el Instituto de Análisis de Sistemas Complejos, quizá solo sea una forma de canalizar las protestas. Estados Unidos ya denunció este jueves que el ataque al consulado de Benghazi (Libia) en el que murió el embajador norteamericano fue un acto «terrorista», según informa Reuters.
La sequía que ha asolado Europa Oriental y Estados Unidos, la más grave desde 1956, ha provocado un incremento del precio de los alimentos en más de un 10% de media entre junio y julio. En alimentos básicos como el maíz o el trigo la subida es más pronunciada, el coste ha aumentado un 25%. Estos datos, presentados por el Banco Mundial en su estudio del Índice de Precios de los Alimentos, «amenazan la salud y bienestar de millones de personas en África y Oriente Medio», según palabras de Jim Yong Kim, presidente del BM.
Y el riesgo no para ahí, desde el propio organismo advierten que fenómenos metereológicos como El Niño o una mala cosecha en los países del sur, pueden empeorar y agravar las consecuencias. Sin embargo, desde el organismo internacional no apuntan a una causa que los investigadores del estudio «La causa de las revueltas y el precio de la comida» si han tenido en cuenta, y es que algunos países desarrollados destinan partes de estas cosechas a la producción de biocombustibles, echando más gasolina al problema. Solo en EE.UU. la legislación obliga a que 4.900 millones de toneladas sean utilizadas para producir etanol, lo que este año supondría un total del 46% de la cosecha proyectada.
Las consecuencias de derivar alimentos a la producción de combustibles es clara; el precio del sorgo, alimento básico en Sahel, ha aumentado hasta un 220% en algunos puntos del cinturón africano.
El instituto de sistemas complejos ha creado un gráfico en el que muestra la relación entre la subida de precios de los alimentos producida en entre mediados de 2007 y 2011 y el número de revueltas, y los resultados son asombrosos; cuando los costes superan la línea que marca el nivel de malestar social, las enfrentamientos sse disparan.
Este gráfico publicado por el MIT en la revista «Technology review» cruza dos datos, el precio de los alimentos y el número de revueltas y su fecha, independientemente de cual sea la «causa oficial» por la que se producen. Y la relación no parece ser casual, ya que los picos de ambos sucesos coinciden perfectamente.
En 2011 advirtieron al gobierno de EE.UU., cuatro días después comenzaba la Primavera Árabe
Las revueltas que se están produciendo en la mayoría del mundo musulmán no parecen ser por tanto el resultado única y exclusivamente del vídeo que ofende al Islam y a sus seguidores. La principal causa parece radicar en el instinto más primitivo del ser humano, el hambre. Las consecuencias son claras y ya se están apreciando en muchos de estos países.
El desempleo en juvenil, otra de las causas
El desempleo juvenil en Oriente Medio se muestra como otra de las causas del repunte de la violencia en la zona. El paro ha aumentado un 5% y ya alcanza el 27% en la región del norte de África. 4 de cada 10 jóvenes estaban en situación de pobreza en 2011. Los que más han sufrido este incremento han sido los graduados.Otra causa importante de estos alarmantes niveles de desempleo juvenil está en que una media del 29% del trabajo se desarrolla en el sector público, cifra que alcanza el 40% en países como Egipto. Los salarios del sector público son bajos en la zona, pero a cambio los trabajadores reciben protección por parte del estado, mientras que en el sector privado, que por ahora es incapaz de absorber toda la oferta de trabajadores, la única protección que tienen los trabajadores es la que ofrecen los acuerdos internacionales.
Los cambios traídos por la Primavera Árabe no han conseguido frenar esta sangría laboral, es más, se ha incrementado. Que sean los graduados, la gente más preparada para sacar adelante el país, los que más han sufrido el incremento del paro, no hace más complicar una salida para aquellos que languidecen entre la pobreza, la desesperación y la falta de expectativas, el caldo de cultivo perfecto para que las organizaciones terroristas se aprovechen.
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