miércoles, 12 de octubre de 2011

Contra los Mítines y los Movimientos


Por PABLO GOMEZ BORBON*



Para Rousseau, la voluntad general de la que se desprende la voluntad de la mayoría y la democracia es el medio más eficaz para alcanzar los fines mencionados.


Quién lea estas líneas se extrañará de su título. Pensará que los mítines y los movimientos son pruebas de una saludable democracia. En realidad, éstos son síntomas de una “democracia” raquítica. No lo digo yo: Lo dice Jean-Jacques Rousseau.


Rousseau, en su Contrato Social, desarrolla los cimientos sobre los cuales se ha construido el concepto de la democracia moderna.

El gran filósofo entiende que sólo la Verdad, la Justicia y el Bien Común son fines legítimos. Para Rousseau, la voluntad general de la que se desprende la voluntad de la mayoría y la democracia es el medio más eficaz para alcanzar los fines mencionados.

Algo es justo no por el simple hecho de que el Pueblo lo elija sino porque, bajo dos condiciones, la voluntad popular tiene más posibilidad que cualquier otra de garantizar la Justicia y el Bien Común.

La primera, que la voluntad popular no se ejerza bajo ningún tipo de pasión colectiva. La segunda, que el Pueblo no vote por hombres sino por ideas.


evidente que la democracia no cumple con estas condiciones: Nuestras campañas electorales se caracterizan por la pasión colectiva. Los insultos, las calumnias, los ataques personales, las discusiones vacuas, las trifulcas que se saldan a veces con la penosa muerte de dominicanos son cosa corriente. Tan corrientes como las caravanas, los bandereos y los mítines.


Por otro lado, las ideas brillan por su ausencia. A pesar de haber cumplido ya medio siglo, nuestra democracia es enana

A pesar de vivir en el siglo XXI, nuestra cultura política sigue perteneciendo al XIX: El caudillismo, la demagogia, el servilismo y el culto a la personalidad que caracterizaban nuestras dictaduras son elementos esenciales de las actuales luchas “ideológicas”. De las cuales los movimientos – recuérdese el infame “Lo que diga Balaguer”- son la más pura expresión.


tanto, nuestro desamparo, nuestra inseguridad y nuestra desidia crecen cada día.


Cada acción que despoje la política de su apasionamiento, cada iniciativa que desplace la atención pública de los candidatos a los problemas y a sus soluciones, contribuirán al desarrollo de nuestra democracia y a la madurez de nuestra sociedad.
       
¿Cuándo exigiremos el fin de esos disparates?

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